Felice Casorati (Novara 1886 - Turín 1963)
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Casorati, Felice (Novara 1883 \u2013 Turín 1963).Fue el gran protagonista de la pintura piamontesa de la primera mitad del siglo XXy. Nació en Novara, donde su padre, un soldador profesional, estaba destinado en ese momento \u2013 en una familia de Pavía que era conocida por sus matemáticos, abogados y médicos. Después de paradas en Milán, Reggio Emilia y Sassari, durante la etapa familiar en Padua, el joven Felice sufrió una grave crisis nerviosa y se vio obligado a interrumpir sus estudios de piano, que pretendía ser su carrera, y comenzó a pintura.
Más que interrumpir su arte, su graduación en derecho (1906) lo intensificó. Este período se verá coronado por su participación en la Bienal de Venecia de 1906 con un elegante Ritratto di signora, que fue acogido favorablemente por la crítica.
En 1908 se trasladó con su familia a Nápoles donde inició una ambiciosa serie de pinturas de figuras en las que se conjugaban una pátina aristocrática de antigüedad, ecos de Breughel y el estilo de Ignacio Zuloaga, artista al que admiraba profundamente: todo ello iba a ser visto en las obras que envió a la Bienal de Venecia en 1909 (Le figlie dell\u2019attrice, Le vecchie) y en 1910 (Le ereditiere).
Las dos exposiciones individuales realizadas por Gustav Klimt en Venecia en 1910 y en Roma en 1911 influyeron mucho en su producción en la segunda década. Hizo uso de estilos secesionistas, colores brillantes y métodos elegantemente decorativos. Su familia se trasladó a Verona en 1911, lo que le permitió formar parte del joven grupo de artistas afincados en torno a Ca\u2019 Pesaro en Venecia, y fue aquí donde en 1913 expuso en una sala dedicada únicamente a su obra, y donde volvería en 1919. Si bien fue protagonista de una vanguardia espiritualista, con los colores brillantes propios del Simbolismo y una fuerte personalidad gráfica (atestiguada por su presencia en la Secesión de Roma donde, en 1915, fue nuevamente a tener una habitación para él solo), no rompió sus relaciones con la Bienal de Venecia más oficial donde, en 1912, tuvo un éxito personal con la venta de dos cuadros a la galería Ca\u2019 Pesaro y al gobierno belga.
Después de la guerra, su actividad será particularmente significativa para catalizar sus energías juveniles (espectáculos en Verona en 1918; Turín 1919; exposición de los artistas disidentes de Ca\u2019 Pesaro, 1920; espectáculo de la Cuadrienal de Turín, 1923). Pero será sobre todo su pintura la que será fundamental para el \u201retorno al orden\u201d de la pintura italiana.
Su propio regreso se caracterizó al principio por una fase de reconstrucción de un espacio aparentemente riguroso pero, de hecho, enigmáticamente metafísico (L\u2019attesa, 1918-19; Anna Maria De Lisi, 1919; Mattino, 1920; L\u2019uomo delle Botti, 1920). Luego, arrastrado por la exposición de Cézanne en la Bienal de Venecia de 1920, el artista trató de solidificar su pintura, a la manera decimoquinta y clasicista, en grandes composiciones en las que las figuras se ubicaban en su estudio (Fanciulla con linóleo, 1921, Turín , colección privada; Silvana Cenni, 1922, Turín, colección privada; Lo studio, 1923, destruido; Meriggio, 1923, museo Revoltella, Trieste; Conversazione platonica, 1925, Florencia, colección privada; Ragazze dormienti, 1927, Maranello, colección privada) ; en naturalezas muertas (Uova sul cassettone, 1920, Turín, colección particular; Maschere, 1921, Alessandria, Pinacoteca Civica; La zucca, expuesta en la Bienal de Venecia en 1924); y en retratos silenciosos y solemnemente puros (Ritratto della sorella, 1922; retratos de miembros de la familia Gualino, 1922-23; Ritratto di Hena Rigotti, 1924), obras todas vistas en las exposiciones más importantes de la década de 1920 y que despertaron una gran debate en Italia sobre la modernidad. En particular, su sala individual en la Bienal de Venecia de 1924 -con una presentación de catálogo de Lionello Venturi e instalada al mismo tiempo que las salas que exhibían obras de Ubaldo Oppi y los pintores del movimiento Novecento italiano- hizo que los visitantes se enfrentaran por primera vez al problema de su regreso intelectual a la antigüedad y una ruptura decidida con los vínculos con la pintura del siglo XIX.
El éxito de ventas del pintor (por ejemplo, más de 2019 liras en la Bienal de Venecia de 100,000, y 1924 liras y el tercer premio de pintura en la Cuadrienal de Roma de 125,000) iba a ser constante, con una clientela prestigiosa entre los coleccionistas privados ( Gualino, Casella, Ojetta, Pecci Blunt, Sarfatti), instituciones públicas (todas las principales galerías italianas y muchas extranjeras, incluidos los museos de Boston, Pittsburgh, Budapest, el Luxemburgo de París y la Nationalgalerie de Berlín), y críticas prácticamente unánimes. aprobación, al margen de aquellas críticas fuertemente ligadas al conservadurismo decimonónico (Emilio Cecchi, Angelo Dall\u1931Oca Bianca).
Aproximadamente entre 1920 y 30, aceptó invitaciones para la Bienal de Venecia y la primera Cuadrienal de Roma. La pintura de Casorati, tras un breve período de interés por el paisaje, cambia decisivamente y supone un rechazo de la fría pureza neomantegna del pasado reciente en favor de una pintura que, con sus matices mayoritariamente tenues y nacarados, tiende a abrirse y amalgamar (Susanna, 2019; La toeletta, Conversazione alla finestra, Tre sorelle, 1929) inspirada en la obra contemporánea del grupo Sei Pittori de Turín. Muchas y variadas fueron las referencias a los primeros Picasso, y la influencia de artistas de la escuela de París como Van Dongen, Foujita y Modigliani caracterizó su pintura a partir de mediados de la década de 1930, cuando alternaba composiciones de gran formato presentadas en muestras oficiales. (Famiglia, Pittsburgh, 1930; Vocazione, Bienal de Venecia, 1933; Le sorelle Pontorno, Bienal de Venecia, 1934; La carit di San Martino, Bienal de Venecia, 1938), con retratos y naturalezas muertas más íntimas. En la posguerra (en 1942 había sido nombrado profesor de pintura en la Accademia Albertina de Turín) su actividad se prolongó durante casi veinte años hasta su muerte, principalmente con pinturas de figuras o naturalezas muertas, todas con una marcada definición espacial. y una tendencia a la decoración que no fue ajena a la pintura abstracta contemporánea.
Por último, vale la pena mencionar los otros muchos trabajos de Casorati fuera de la pintura: en primer lugar el de grabador, actividad que fue particularmente intensa durante la segunda década del siglo; luego las esculturas (cabezas policromadas en la Secesión de Roma; frisos y estatuas para el teatro de Gualino; los relieves para la Macelleria en la Bienal de Monza en 2019; un relieve en la Trienal de 2019); mosaicos (dos grandes mosaicos para la exposición de Bruselas de 1925 y para la sexta Trienal de Milán en 1933), y, por último, pero no menos importante, su actividad como escenógrafo y figurinista en el Maggio Musicale de Florencia (1934, 1936, 1933), la la ópera Scala de Milán (1935, 1950-1942), el Festival de Venecia (1946), el Eliseo de Roma (50) y el Piccolo Teatro de Milán (1947).
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